Y la impotencia se acumula, está formando el más grande de mis sentimientos. Ese asqueroso no poder hacer nada para que cambie, para que cambie mi mundo.
Ahora, sola, helada de frio a pesar de ser Junio, en este parque donde antes sólo existían las risas, mis lágrimas chocan contra el columpio. Es la rabia, es la impotencia líquida. Es un querer y no poder hacer nada para sacarte de tu agujero, el que tú excavaste, el que te ha undido.
La determinación está tomada: no más preocupación, no más consejos, ni a ti ni a tu madre (por supuesto), ni una sola sonrisa para alguien que ha matado a tu anterior alma.
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