sábado, 11 de junio de 2011

Historia de corazones.

Estábamos en el suelo, recostados uno sobre otro, nos abrazábamos como si fuesemos una sola alma, como si nuestra esencia particular se hubiese fundido en una, para dar lugar a la esencia más mágica de todas.
Ninguno de los dos decíamos nada, sólo nuestros corazones con el constante y rápido latir, se comunicaban. Era nuestro lenguaje secreto, el lenguaje del corazón, que, como decíamos siempre, expresaba mucho más de lo que las palabras puedan expresar.
Cada noche entablabamos una conversación muy profunda con nuestros "bum-bum, bum-bum", reflexionábamos sobre el amor, sobre la muerte, sobre la vida.
Yo se lo decía siempre: "cuando mi corazón no escuche tu corazón, entonces me parecerá estar sorda por el resto de mi vida.", estaba tan enamorada de su corazón...



Hace unos meses, se cayó para siempre, no quiso hablar más, según sus últimos latidos, me decía que estaba mejor bajo tierra. Mi corazón inocente lo creyó, pero mi cabeza, que era mucho más "normal" sabía perfectamente a qué se refería.







A mi no me enamoró su cabeza, ni su cuerpo me enamoró su corazón, y ¿sabes? hasta ahora no ha habido corazón que haya sabido hablar con el mío.


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