a las vidas solitarias
hay una luz que brilla aún.
Cuerpos rojos, se desangran
tiñendo el camino carmín,
pero hay una luz que brilla aún.
Se oyen gritos. Disparaban,
los malos.
Hay una luz que brilla aún.
Un alma pequeña miraba
con ojos de quien no ve,
ojos grises en cuerpo flaco
alumbraban la batalla.
La llamaban luz de día,
porque a la noche no hablaba,
a la noche moría en pensamientos,
anticipando la brutal matanza.
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