Ir al gallinero y asustar a las gallinas para buscar al pequeño gatito que días más tarde matarán.
Coger mi bici, la misma de hace tres años y perdernos por ahí, por esos caminos a los que nadie va por miedo a los perros que cuidan del ganado.
Llenarme de barro, hasta atrás, que me importan a mi las uñas recién pintadas.
Jugar a fútbol, baloncesto, correr por las tardes-noche y bailar.
Salir cuando jarrea agua.
Ir a la fuente con el botijo y bañarnos en las pilas.
Cazar ranas.
Disfrutar.
Desconectar.
Renovarse.
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