Sólo oía su constante viaje, ida, vuelta, ida, vuelta..
¿Cuánto hacía que no me sentía así?, años sin ese relax.
El día a día era estresante: prisas, ruidos y malas caras.
Muchas veces había deseado ser un ser inerte, para evadirme del mundo y olvidar las preocupaciones, y ahora lo estaba consiguiendo, sólo tenía que respirar.
Sabía que de seguir así moriría, seguramente antes de frío que de inanición, pero me daba igual, la sensación sería breve, pero intensa, seguramente mucho mas que el conjunto de sensaciones de cualquier vida normal, y yo prefería unos minutos de placer extremo antes que una vida fugaz y triste.
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